Cuando fue trasladada la Ciudad de Guatemala al valle de la Ermita, en 1776, el Maestro Mayor de obras José Bernardo Ramírez construyó, a lo largo de lo que es hoy el Bulevar Liberación una imponente estructura de ladrillos.
El objetivo de esta era traer el agua de las fuentes de Pínula para el uso y consumo de los habitantes de esta nueva capital, por lo que se le conoce como el acueducto de Pínula.
Lo admirable de este acueducto fue que el maestro Ramírez lo erigió sobre un montículo llamado La Culebra, que siglos antes, había sido utilizado por los habitantes de Kaminaljuyú con el mismo propósito: traer agua hacia la nueva capital.
La estructura seguía los trazos de la elevación, y esto le daba desnivel y velocidad para conducir el agua por gravedad y donde el acueducto se interrumpía hicieron arcos para mantener la continuidad del líquido.
En determinados sectores se fabricaron cajas receptoras de agua que tenían la función de filtrarla de sedimentos e impurezas en forma natural.
Aunque ahora nos pareciera un trabajo artesanal, lo cierto es que significó una construcción de altos conocimientos de la ingeniera, al grado que estuvo en funcionamiento hasta la década de 1940 cuando se modernizaron los sistemas de distribución de agua en la ciudad de Guatemala.
Tanto el Acueducto de Pínula como el montículo pre-hispánico de La Culebra, han sido declarados monumentos históricos, por su gran contenido cultural y porque son un secreto de Mi Ciudad
Créditos: Secretos de mi Ciudad
Primera Temporada
Municipalidad de Guatemala